martes, 21 de julio de 2009

YA TENGO NOVIA


A partir de hacernos novios, yo iba a Yecla todos los domingos a pelar la pava, como suele decirse. Durante la semana nos escribíamos el uno al otro. Paquita, mi novia, vivía en casa de su hermana María, que es la mayor y con una diferencia de edad de diecisiete años. Más de una persona preguntaba si era su madre. María estaba casada con Pascual. De este matrimonio nacieron dos hijos, Julián y Francisco. La madre de mi novia vivía en Villafranqueza, una pedanía de Alicante, con su otra hija, llamada Ana y casada con José.

En los años cincuenta y poco, Ana y José se marcharon a trabajar como guardas caseros de una finca cuyo dueño era un médico analista, cofundador de la Clínica Jimenez Díaz de Madrid.Los dueños de esta finca solamente iban los veranos y por navidad. En esta casa estuvo el que con el tiempo iba a ser mi cuñado hasta el día de su jubilación. Como nuestro noviazgo iba bien, pronto le propuse a mi novia hablar con su hermana y su marido de nuestra relación, dado que, en nuestro caso, ellos dos tendrían que hacer el papel de suegros, por ser los mayores y porque la madre de mi novia, como ya he dicho antes, vivía en Villafranqueza.Cuando Pascual y María me dieron permiso para hablar con Ana y José, pude ya entrar como novio en casa de Paquita. A partir de aquel momento, cuando iba yo los fines de semana, no tenía que estar esperando a que saliera para irnos de paseo. Yo hacía los viajes en un tren FEVE denominado VAY, siglas correspondientes al recorrido que hacía, Villena-Alc0y-Yecla.

Como el noviazgo ya se había formalizado, el siguiente paso a seguir era el de presentar mi familia a la de mi novia. Este hecho se llevó a cabo a primeros del mes de mayo del año 1966. A este acto me acompañaron mi madre y mi hermana, que vivían conmigo en mi piso.Recuerdo que, unos días antes de la presentación, mi novia se había pegado un porrazo en el taller en donde trabajaba. Se recuperó y las cosas volvieron a la normalidad. El lugar donde ella trabajaba era un taller en el que se fabricaban aperos de labranza. Este taller se llamaba De. Como en casi todas las empresas, el dueño explotaba a los obreros todo cuanto podía. A mi novia, además de trabajar en el taller, la mujer del jefe la utilizaba como criada de toda la casa. Allí estuvo casi cinco años. Menos mal que, durante ese tiempo, estuvo dada de alta en la Seguridad Social. Cuando Paquita le comunicó a su jefe que se iba a casar y que le correspondía una prestación por el tiempo que llevaba en la empresa, fue tal el cabreo que cogió el tal jefe, que no le entregó a mi novia un regalo de boda que le había comprado. Pero sí le tuvo que dar una prestación de 5.000.pesetas.

Mis familiares, me refiero a mis primos los de Villena, se pusieron la mar de contentos por todas estas cosas.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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