domingo, 19 de julio de 2009

MI SALIDA DEFINITIVA DE YECLA

En el mes de Julio de este año 1964 empecé a buscar trabajo en Villena con el fin de irme a vivir allí. La mayoría de las personas que me conocían me preguntaban si no pensaba casarme. Yo les respondía que no tenía prisa, y que, primero de todo, me compraría un piso para no estar viviendo de alquiler como había estado mi familia toda la vida.Por eso, a primeros del mes de Agosto fui a Villena a ver el tema de la vivienda. Tuve suerte porque encontré un piso en planta baja, y, además, era subvencionado. El siguiente paso fue avisar a los compañeros de trabajo, que, en el plazo de quince días, dejaba de trabajar con ellos.
Así que, el dieciséis de Agosto hicimos el contrato de compra/venta de la vivienda. El coste total de la vivienda era de 140.000 pesetas. Al firmar el contrato, y para que me entregasen las llaves, tuve que entregar 15.000 pesetas. En el plazo de un año debía pagar 20.000 pesetas más. El resto, o sea 105.000, en 15 años. Cuando hice la primera entrega sólo me sobraron 500 pesetas para comer mi madre y yo. Algunas de las personas que me conocían me preguntaban por qué me iba a vivir a Villena. Mi respuesta era que me iba a vivir a Villena, en primer lugar porque había más trabajo que en Yecla, en segundo lugar porque en Villena tenía un montón de familiares entre tíos y primos, tercero porque desde siempre teníamos la ilusión de vivir en Villena, y, por último y lo más importante para mí, que allí fue en donde yo conocí a mi padre por primera vez cuando tenía apenas ocho años.

Una vez resuelto lo del piso, el día veintidós de Agosto hicimos el traslado de los pocos muebles que teníamos en Yecla, y nos fuimos a vivir, tal como se había previsto, a Villena. En el asunto del trabajo no tuve problema en principio, pero a finales del mes de Agosto la obra en la que yo estaba había llegado a su fin. Villena se preparaba para celebrar sus fiestas patronales de Moros y Cristianos en la primera semana de Septiembre. Por este motivo, y para no estar parado, no tuve más remedio que hablar con unos amigos, y a su vez paisanos, que estaban trabajando en el pueblo de Ibi, a dieciocho kilómetros de Villena. En cuanto hablé con ellos me dijeron que podía empezar en cuanto quisiera. cosa que hice de inmediato. En este pueblo estuve tres meses. Mis paisanos y amigos tenían allí sus familias. Yo, en cambio, íba los lunes y regresaba los sábados. La obra que hicímos fue un chalet. Yo me quedaba a dormir en la caseta de las herramientas. El dueño de la obra era un señor que, poco tiempo atrás, no tenía ni dinero para llevar a su novia al cine. Este señor se decidió, y montó una fábrica de juguetes con la suerte de que, en poco tiempo, empezó a triunfar económicamente. Esta obra la hicímos por mediación de un constructor llamado Juan Rico, del pueblo de Castalla.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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