lunes, 20 de julio de 2009

DE NUEVO A TRABAJAR A VILLENA

Una vez terminada la obra de Ibi, reanudé mi vida laboral en Villena, y me dije, a ver si dejo de salir a trabajar fuera. Para eso había ido a principios del año 1965.

Empecé a trabajar en la terminación de veinte viviendas que se construyeron frente a la plaza de toros. Al poco tiempo, viendo que las cosas empezaban a ir bien, se lo comenté a mi hermano Martín y a mi cuñado Pascual, con el fin de que, si querían, se vinieran a vivir a Villena. Ellos aceptaron y, al poco tiempo, Martín alquiló una casa y, en cuanto pudo, también se compró un piso. Mi cuñado Pascual, en principio se vino a vivir conmigo y lo estuvo haciendo hasta el día en que yo dije que me casaba. El continuó viviendo de alquiler toda su vida.

Cuando ya estábamos las tres familias en Villena nos encontrábamos como peces en el agua. Había acabado el tener que estar fuera trabajando y vivir de cualquier manera. Pero llegó un momento en que nos quedamos sin trabajo porque era invierno y por estas latitudes hace bastante frío. Tuvimos suerte porque se estaba restaurando el castillo de origen árabe que hay en Villena. ¡Bonito castillo!... Allí estuvimos mi hermano Martín, mi cuñado Pascual y yo durante un mes restaurando parte de las almenas. Este tipo de obras me satisfacen un montón. El haber realizado obras en monumentos de esta categoría queda siempre en el recuerdo y te permite decir con orgullo “en ese castillo he trabajado yo”, y ahí queda eso.Una vez terminadas las obras del castillo mi hermano Martín y mi cuñado Pascual se emplearon en otra empresa.

Todo esto ocurría a finales del año 1965 y comienzos del año 1966. Por estas fechas la empresa que había hecho veinte viviendas frente a la plaza de toros iba a hacer otras veinte, anexas a las anteriores, y me buscaron a mí para trabajar en esta obra, que dió comienzo a primeros de año. La cuadrilla la formamos las siguientes personas: un oficial de primera, que era yo, un oficial de segunda, que era Antonio Girón y cuatro peones, dos hermanos, Pepe y Evelio, José Cabanes y un gitano llamado Pepe. Todas las cimentaciones de esta obra las hicimos a pico y pala, sobre todo las de las zapatas de pilares para un edificio de cuatro plantas. Los pilares los montábamos nosotros, pero el encofrado de las jácenas lo montaban los encofradores, personal bueno y muy valiente.

Desde que me fui a trabajar a Villena yo no paré de hacer chapuzas o reparaciones aparte de hacer mi jornada de trabajo en la obra. En estas pequeñas obras me ayudaba mi hermano Martín y, algunas veces, mi cuñado Pascual o mi primo Jerónimo, que estaba casado con mi prima Pilar. Muchas de las personas que me conocían me preguntaban por qué no me iba a trabajar al extranjero. Les contestaba que porque todos mis hermanos estaban casados y bastante tenían con poder sacar su familia adelante, que yo de ninguna manera les iba a dejar mi madre a su cuidado por marcharme a trabajar fuera de España. Yo sabía que los albañiles ganaban bastante dinero, muchos españoles trabajaron en el extranjero para poder hacerse una casa aquí, en nuestro país. Yo la tenía ya, pero me tocaba pagarla a fuerza de hacer muchos trabajos extras.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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