sábado, 25 de julio de 2009

SUENAN CAMPANAS DE BODA

Con la edad que teníamos cada uno de nostros no podíamos estar mucho tiempo tonteando. Ella tenía 27 años y yo 28, estoy hablando del mes de Marzo del año 1967, poco tiempo antes de entrar a trabajar en Forte, S.A. Viendo yo que el trabajo lo tenía bastante seguro, nos pusimos a pensar en nuestra boda y en ponerle fecha, eso sí, contando con la opinión de nuestras madres.

Una vez echas estas consultas no hubo ningún problema, de ambas teníamos la autorización, por lo que decidimos poner la fecha del 12 de Octubre del año 1967, festividad de la Virgen del Pilar. Teníamos siete meses por delante para preparar lo que buenamente pudiéramos tener y hacer según nuestros medios económicos.

Por parte de mi novia era su madre la que tenía que comprar el dormitorio. Esto estaba establecido así desde hacía muchos años en Yecla. En cuanto al ajuar de la novia, Paquita lo había preparado con tiempo suficiente y con bastantes sacrificios para tener lo que podía. Yo, por mi parte, prácticamente no tenía muebles, lo único que aporté fue el piso que compré siendo soltero y los pocos muebles que me llevé de Yecla. Por no tener no tenía ni comedor, pero no tardamos mucho tiempo en comprarlo. Como ya comenté anteriormente, mi hermana vivía conmigo y, en cuanto hablé de casarme, no tuvo más remedio que buscarse otra vivienda, ya que aquel piso no pasaba de los setentas metros cuadrados.

La fecha de la boda estaba cada vez más próxima. Teníamos que pensar y hacer la lista de invitados que cada uno íbamos a presentar por parte de nuestras familias. Nuestra economía, por aquellos tiempos, no era muy buena y había que pensar en ajustar los gastos con mucho tacto para no quedar empeñados por querer sacar la barriga y después arrepentirnos. El total de invitados fue de ciento cincuenta.

El menú de boda fue el siguiente: tres bocadillos variados por persona, madalenas, sequillos, que son un dulce típico de Yecla; bebidas, cerveza,vino, refrescos, fanta, cocacola; y, para finalizar, bebidas alcoholicas, coñac, aguardiente, anís y algún otro licor dulce. Tampoco podìa faltar un puro para los hombres y cigarrillos para las mujeres.

Los bocadillos los tuvimos que preparar nosotros la noche anterior a la boda en casa de mi novia. Todo lo preparado lo llevamos al día siguiente, antes de la ceremonia, al lugar en donde se iba a celebrar el convite en Yecla. El gasto total de la boda fue de 35.000 pts. a pagar entre las dos partes. No es que fuese mucho dinero, pero para nosotros fue un pequeño esfuerzo, con la tranquilidad de no quedar empeñados con nadie.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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