jueves, 8 de octubre de 2009

PRIMERA COMUNION DE MI HIJA MAYOR

El año 1.980, llevábamos cinco años viviendo en Santomera, nuestra hija mayor, Juana María, cumplía diez años. Por no hacer algo que algunas personas no habrían visto bien, mi mujer y yo decidimos que hiciera la primera comunión.

Como vivíamos en Santomera, toda la catequesis la hizo aquí. Acordamos que la ceremonia se celebrase en Villlena, porque era donde más cerca teníamos a los familiares de Yecla, Villena y Onteniente. Para que esto fuese así tuvimos que hablar con el párroco de la iglesia de La Paz, de Villena. No hubo ningún problema. Además ya había sido bautizada en esa parroquia.


El total de invitados fue de sesenta y cinco, eso sin haber invitado a los hijos de mis primos que eran un montón.


Para el banquete o comida de los invitados fuimos mi mujer y yo con tiempo anticipado a hablar con el dueño del salón que hay en Villena y que se dedica a estos menesteres. Vimos los diferentes tipos de menús que nos podía ofrecer y nos decidimos por uno que, a decir verdad, resultó bastante bien en calidad y precio. El coste total fue de noventa y nueve mil pesetas de las de antes, parte de cuya cantidad fue pagada con el dinero que los invitados le dieron a nuestra hija, ya que nuestra situación económica andaba muy justa. Algo así como ocurre hoy en día con las bodas, donde los invitados son los que pagan en gran parte el gasto y viaje de los novios.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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