martes, 6 de octubre de 2009

CAMBIO DE PISO EN VILLENA

Año 1.978. Hasta esta fecha vivíamos en el piso que compré yo siendo soltero, aquella que me costó ciento cuarenta mil pesetas de las de antes y que me supuso tantos sacrificios.

A mediados de este año se me presentó la oportunidad de cambiar de vivienda. Lo primero que hice fué hablar con un corredor de compra/venta de viviendas para que vendiera mi piso y, a su vez, buscara otro que mejorara las condiciones del que yo tenía. Al poco tiempo hubo resultado. El mío se vendió en setecientas quince mil pesetas y el que yo compré me costó un millón ciento cincuenta mil pesetas. La diferencia entre el viejo y el nuevo era grande en términos de comodidad. Disponía de tres habitaciones dobles, un comedor bastante amplio, una cocina de once metros cuadrados, una despensa, un cuarto de baño completo, un pequeño patio de luces habitable en donde estaba la lavadora y una terraza comunitaria con un trastero de más de diez metros cuadrados para cada uno de los cuatro vecinos de que constaba el edificio. La planta baja estaba destinada a bajos comerciales. En la actualidad hay una farmacia.

Este piso ha sido y sigue siendo nuestra segunda vivienda. Hasta allí se desplazaba la familia cuando yo cogía las vacaciones. Nos íbamos a Villena a disfrutar las fiestas de Moros y Cristianos.

Tambien allí hemos pasado la noche vieja varios años con los amigos. Era un piso desocupado y con pocos muebles. ¡Qué buenos recuerdos nos quedan de los buenos ratos pasados allí en compañia de los amigos!.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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