lunes, 22 de junio de 2009

FANTASMAS Y LECHE A DOMICILIO

Una vez más tengo que empezar con aquello de "en aquellos tiempos". Pues sí, en aquellos tiempos estaban de moda los fantasmas. Estos no eran otra cosa que hombres que se tapaban la cabeza con una sábana, a la que previamente le habían hecho unos agujeros para poder ver sin ser vistos. Y ¿por qué se tapaban?... ¡ah! Para no ser identificados cuando iban por la calle, sobre todo en invierno, camino de la casa de la amante. Más de una persona se llevaba un buen susto, sobre todo chiquillos y mujeres. Pero, ¡ojo!, algunos de estos personajes han pillado alguna vez una buena paliza.

Desde siempre en Yecla han existido las cabras. A los dueños de estos animales les llamábamos pastores. Estos señores vendían todos los días la leche que producían sus cabras, bien a domicilio, bien en sus casas. Estos animales producían en verano más leche que en el resto del año. La leche que no vendían la empleaban en hacer queso blanco.

Pues bien, cuando hacían el queso, toda la parte líquida que les sobraba la empleaban para venderla al público. A este líquido se le llamaba SUERO. Aquellos de nosotros a quienes gustaba este suero, acudíamos con un tazón; te lo llenaban por diez centimos. Aquello no alimentaba mucho, pero, al menos, calentábamos el estómago. Recuerdo que por entonces me sacaron una muela y, como no podía comer y además en mi casa casi no había nada, mi madre me compró un plátano. Estoy bien seguro que fué el primer plátano que comí en mi vida. Si mal no recuerdo, tenía yo 11 años.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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