lunes, 1 de junio de 2009

CAMBIO DE COLEGIO



Refiriéndome a mi época del colegio, nos pasaban bastantes cosas. Tengo muchos recuerdos de aquel colegio, colegio en donde años anteriores habían estado los PADRES ESCOLAPIOS y en donde el escritor AZORÍN hizo sus estudios. En este colegio, en una de sus aulas, nos juntábamos unos cuarenta o cincuenta alumnos para un solo maestro, el cual daba clases de primero, segundo y tercer grado. Para colmo de males, el maestro estaba más sordo que una tapia. Cuando nos mandaba hacer trabajos, no le hacíamos mucho caso. Cuando llegaba el invierno nos mandaba a otro compañero y a mí a su casa a por el brasero y decía: "Rodríguez y Panadero, id a mi casa a por el brasero". Cuando hacía mucho viento, si no llevábamos cuidado, llegábamos con el brasero vacío, y el maestro cogía unos cabreos de muerte. En aquellos tiempos te podías cambiar de colegio cuando querías y donde te daba la gana, cosa que hice en cuanto tuve ocasión. Y lo hice al colegio de Plaza de San Cayetano, en el cual daba clases Don Alfonso Verdú. Gracias al cambio que hice de colegio, aprendí lo poco que sé.

En este colegio, y debido a que yo tenía díez años, nos empezaron a preparar para hacer la primera comunión, y nos mandaron a un colegio de Monjas a hacer ejercicios esperituales. Teníamos que estar tres días prácticamente encerrados y sin parar de rezar.

A otro compañero y a mí, a las tres horas de estar allí, nos tuvieron que expulsar por el mal comportamiento que estábamos teniendo. El problema llegó cuando fuimos al colegio de Don Alfonso. Lógicamente al maestro ya habían informado de nuestro comportamiento. El castigo fué que durante una semana teníamos que ponernos de rodillas todos los días.

Pero, en verdad, Don alfonso sí que enseñaba; lástima que yo tuviese que abandonar la escuela antes de tiempo por las necesidades que había en mi casa. Yo hice la primera comunión en el mes de Mayo del año 1.948. Y puedo decir que estrené un traje nuevo; pero, ¡ojo!..., aquel traje me lo gané yo vendiendo zanahorias y cebollas en el mercado.

No hay comentarios:

LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

Datos personales

MIS BLOGS FAVORITOS