
Desde siempre en Yecla han existido las cabras. A los dueños de estos animales les llamábamos pastores. Estos señores vendían todos los días la leche que producían sus cabras, bien a domicilio, bien en sus casas. Estos animales producían en verano más leche que en el resto del año. La leche que no vendían la empleaban en hacer queso blanco.
Pues bien, cuando hacían el queso, toda la parte líquida que les sobraba la empleaban para venderla al público. A este líquido se le llamaba SUERO. Aquellos de nosotros a quienes gustaba este suero, acudíamos con un tazón; te lo llenaban por diez centimos. Aquello no alimentaba mucho, pero, al menos, calentábamos el estómago. Recuerdo que por entonces me sacaron una muela y, como no podía comer y además en mi casa casi no había nada, mi madre me compró un plátano. Estoy bien seguro que fué el primer plátano que comí en mi vida. Si mal no recuerdo, tenía yo 11 años.
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