sábado, 21 de noviembre de 2009

YO TAMBIEN FRACASÉ

A lo largo de los años he sufrido fracasos, tanto profesionales como de otra índole. En lo profesional se produjo uno estando trabajando en Forte, y cuando todavía llevaba poco tiempo en la empresa.

El hecho fue que yo preparé una cimentación para posicionar un silo de cemento a granel con una cabida de 30 tm. para fabricar productos Forte. Un día y desde primeras horas de la mañana empezamos a hacer el rebaje del terreno hasta una altura de 0,80 m. y con una superficie de cuatro por cuatro m., o sea, más que suficiente para depositar las patas del silo, que, como mucho, no superaban los 2,5 m. entre ejes de una pata a otra. Todo fué perfecto, la cimentación quedó terminada sobre las cinco de la tarde, a la espera de descargar esa misma noche una cuba de cemento debajo de las patas. Como medida de precaución colocamos unas planchas de hierro porque el hormigón no estaba todavía lo suficientemente fraguado para recibir el peso del silo cargado.

Sobre las doce de la noche llegó el camión y empezó a descargar mediante un compresor que, impulsando el cemento por una manguera, produce una vibración continua sobre el silo, y, éste, a su vez, lo transmite a la plaforma en donde está el silo. El chófer se marchó dejando la descarga en marcha. Cuando creyó que ya había acabado, acudió y lo único que encontró fue el silo tumbado en el suelo y, gran parte de él, chafado. Ya se pueden imaginar lo que me esperaba al día siguiente. Tengo que admitir que la culpa fué mía por no advertir tajantemente que el hormigón no estaba en condiciones de recibir tanto peso. La consecuencia que aquello originó fue que las máquinas de aquella sección no pudieron empezar a trabajar por no disponer de cemento a granel. Como era natural el jefe supremo se enteró en cuanto llegó a la fábrica. Pidió conocer los motivos de lo que había ocurrido. No tardaron ni diez minutos en llamarme al despacho de D. Bernardo Forte, que así se le llamaba nuestro jefe.

Cuando empezó a pedirme explicaciones le dije que la culpa era totalmente mía, por no advertir de que aquello no estaba en condiciones para soportar el peso que le echaron. No quise decirle que a mí me presionaron para que aquel trabajo estuviese termidado antes del final del día.

Por lo tanto, no tuve más remedio que aguantarme la reprimenda que me dieron; eso sí, con mucha educación y con palabras que a veces hacen más daño que si te dan un grito.

Que yo recuerde, este fué el caso más grave que me ha ocurrido, porque cosas menos importantes he tenido muchas; pero yo digo aquello de que quien no se equivoca es porque no hace nada. Lo bueno es reconocer las culpas cuando uno las tiene. A veces también he fallado en cosas que han perjudicado a alguien, pero creo que jamás con mala intención. Lo dificil es convencer a esas personas perjudicadas de que no había mala voluntad.

Otro de los fracasos que he tenido en mi vida fue el siguiente: Resulta que la empresa me propuso que estudiara DELINEACION para así poder hacer los planos que se necesitaban en algunos proyectos. Les dije que me parecía buena la idea, pero que no me encontraba capacitado para llevar a buen puerto lo que me ofrecían. Me contestaron que lo intentase. Yo les contesté que de acuerdo, que por probar no iba a quedar. Así que, en cuanto pude, me puse en contacto con CEAC y solicité un curso por correspondencia. Este curso lo empecé con bastante ilusión y sacrificio, porque cada día y después de la jornada de trabajo, que siempre era de diez horas, me dedicaba a estudiar. Al principio iba bastante bien, las lecciones que yo enviaba a CEAC las aprobaba. Lo que mejor se me daba era el dibujar los pequeños planos, que eran bastante sencillos. Lo peor, las lecciones de cálculos, o sea las matemáticas. La cosa no funcionaba porque me faltaba lo principal, LA BASE. Me resultaba muy difícil, a mis cuarenta y cinco años, compaginar el estudio con el trabajo y la familia. Se me hacía más complicado cada día, hasta que me dije a mí mismo, hasta aquí he llegado, no sigo porque estoy perdiendo el tiempo y no quiero que la empresa malgaste más dinero conmigo.

Me quedó algo positivo, que aprendí a dibujar. Mi sirvió para expresar detalles constructivos de nuestros materiales y de las fachadas, que los vendedores utilizaban de cara a los clientes. Estos detalles ayudaban también a los albañiles, e incluso a arquitectos y aparejadores, porque de alguna manera disipaban cualquier duda que pudieran tener. Pero una cosa estaba clara, una vez más yo había fracasado en lo que la empresa Forte se proponía conmigo. A decir verdad, algo aprendí. Como dice el refrán, el saber no ocupa lugar.

1 comentario:

Blogs de Mayores dijo...

Hola Juan. Hemos añadido tu blog a la página de Blogs de Mayores: http://blogsdemayores.blogspot.com/ para que otros también puedan conocerlo.
Te invitamos también a conocer el blog de apoyo al premio para blogueros mayores que tratamos de impulsar: http://premiomariaamelialopez.blogspot.com/

Un abrazo y bienvenido.

LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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