lunes, 26 de octubre de 2009

OTRA OPERACION MAS

El año 1995 me tuvieron que intervenir de nuevo debido a que tenía problemas al orinar. Cuando me operaron de la próstata nadie me dijo que a los dos años debía pasar una revisión para ver si habían quedado algunas secuelas. Yo notaba que, a medida que el tiempo transcurría, orinaba menos cantidad cada vez, pero, como no tenía ninguna molestia, no me preocupaba; hasta que, casi a los cuatro años de estar operado, me di cuenta de que no era normal. Lo consulté con el médico de cabecera, que me envió al urólogo. Me hicieron unas pruebas y, efectívamente, el conducto de la orina se estaba obstruyendo. Me dijo el médico que había que operar para limpiar todo el conducto. "Cuanto antes mejor", le dije.
Me pusieron en lista de espera. Me llamaron a los pocos días. En esta ocasión me operaron en el Hospital Provincial. Todavía estaba en pie el antiguo. Cuando entré en el quirófano me preguntaron los médicos si quería ver mi operación. Yo les pregunté en plan de broma si estaban abonados a Canal Plus. Ellos siguiéndome la broma me contestaron que sí y yo les dije que adelante y que de acuerdo. Una vez en la mesa de operaciones me inyectaron anestesia solamente de cintura para abajo, y, efectivamente, presencié en primera fila la intervención. Vi que introducían algo por el conducto de la orina y limpiaban lo que estaba obstruyéndolo. Aquello fue una nueva experiencia y, además, salió de maravilla. Estuve tres o cuatro días en el Hospital y, al igual que en anteriores operaciones, no tuve fiebre y la tensión se mantuvo en 12/7. Estuve un mes de baja.
Pero, como siempre, a los cinco o seis días, los vendedores de la empresa empezaron a llevarme planos a mi casa para calcular el material que iba a hacer falta para las obras. A las dos semanas y por petición de la empresa, comencé a ir a la fábrica a supervisar lo que se estaba fabricando, sobre todo el material que se fabricaba para obras públicas, y dar el visto bueno o rechazarlo.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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