jueves, 17 de septiembre de 2009

HABIAMOS TOCADO TECHO.

A finales del año 1.973 Forte S.A. empieza a montar una nueva factoría en la provincia de Alicante, concretamente en el término municipal de Orihuela, lindando con la provincia de Murcia. Era una finca que en su mayor parte estaba plantada de naranjos. Dentro de estos terrenos también había una fábrica de harinas inactiva desde hacía muchos años. La superficie del terreno era de 157.000 m2. En principio se hizo cargo de los primeros pasos el Sr. Sánchez, que estaba de director en la pequeña factoría que había en Murcia capital.

Parece ser que al Sr. Forte no le convencía cómo se estaban llevando a cabo los trabajos de esta nueva instalación en Orihuela. Por este motivo decidió que el Sr. Colomina, director de la central de Villena, tomara las riendas de esta nueva factoría. Ante esta decisión, el Sr. Colomina comunicó al Sr. Forte que yo también tendría que ser trasladado para ayudar a montar la nueva fábrica en Orihuela. La verdad es que en Villena ya habíamos tocado techo los dos, los trabajos más importantes estaban realizados. Del mantenimiento se encargarían mi hermano Martín y el tío Juan.

Así que, en el mes de Noviembre del año 1.974, empezamos a tomar las riendas de la nueva factoría. En esta al gual que en la de de Villena practicamente no había nada hecho, a excepción de lo poco que el Sr. Sánchez había realizado. El Sr. Colomina y su familia se instalaron en Murcia capital y yo me hospedé en el restaurante Los Naranjos, que estaba frente a la nueva factoría que íbamos a montar. Yo me marchaba a Villena los fines de semana y regresaba al trabajo los lunes. Quiérase o no, esto suponía una molestia para mí y también para mi familia, pero era la empresa la que mandaba y no había más remedio que obedecer. La única ventaja que iba a tener yo era la económica, por el aumento que me supuso sin haberlo pedido. Ocho meses estuve yo hospedado en el restaurante Los Naranjos, desde Noviembre hasta primeros del mes de Julio del año 1.975.

En principio, pensaba yo que, al acabar las obras de esta nueva factoría y dejarlo todo en condiciones, me trasladarían de nuevo a Villena; pero no fue así. Lo mismo pensó el Sr. Colomina. Pero, a medida que pasaba el tiempo, veíamos que nuestras ilusiones estaban cada vez más lejos. Tuvimos que hacernos a la idea de quedarnos aquí por tiempo indefinido.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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