lunes, 28 de septiembre de 2009

ETAPA MUY DURA PARA MI MUJER

Con mi traslado de trabajo quien peor lo pasó fue mi mujer, porque en Santomera no conocíamos a nadie y por las dos chiquillas, una con cinco años y la otra con siete meses. La única cosa positiva, que ella no tenía que ir a trabajar, que no es poco; muchas mujeres no tenían esa suerte, a ella le bastaba con tener que cuidar de las dos chiquillas y hacer las cosas de la casa.
Poco a poco fuimos habituándonos al clima de estas tierras y a las personas que, con el paso del tiempo, fuimos conociendo. Los domingos por la tarde, después de salir a pasear por donde podíamos, tras el paseo nos íbamos a merendar al bar de Paco el Carlos, donde había un gran surtido de embutidos de la tierra; también hacía unos michirones que estaban para chuparse los dedos.
Era el verano del año 1.975. Las primeras personas con las que entablamos amistad fueron los padres de Pilar, una compañera de trabajo que tenía su puesto de trabajo en las oficinas de la empresa; los padres de Pilar eran bastante mayores que nosotros y vivían a dos kilómetros de Santomera, en lo que era zona de huerta.
Como mi mujer apenas tenía trabajo, por las tardes cogía a las dos chiquillas, una en el cochecito de paseo y la otra andando, y se iban a casa de los padres de Pilar. Estaban allí hasta que yo salía de trabajar y nos veníamos a casa. Esto lo hacíamos porque en verano, como duran tanto los días, nos sobraba tiempo para todo. Hasta que llegó el mes de septiembre y nuetra hija mayor empezó a ir al colegio de primaria. Lo hizo con casi seis años, ya que había nacido en el mes de enero. Perdió casi un curso. Su único colegio de primaria fue el de La Virgen del Rosario, donde terminó los estudios obligatorios. De allí pasó al Instituto de segunda enseñanza Julián Andúgar, en Santomera. Desde el principio nos hemos preocupado, tanto mi mujer como yo, de si iba bien o no, si tenía deberes o alguna u otra obligación escolar. Cuando había alguna reunión de padres siempre iba yo para ver si hacía falta alguna visita al profesorado. Tanto mi mujer como yo nunca tuvimos ningún problema en esta etapa de estudios. Cuando terminó en el instituto nos dijo que le gustaba continuar estudiando, cosa que nos pareció bien. A partir de esa decisión empezó su carrera universitaria en Murcia, eligiendo filología hispánica. Con suerte y sacrificio por parte de ella, consiguió el objetivo en los cinco años que duraba esta carrera. Una vez conseguida esta meta, tuvo la gran suerte de que, al día siguiente, le llamaron para hacer una sustitución en Jumilla. A partir de aquel día no ha dejado de trabajar en varios sitios de la región de Murcia. Estuvo trece años como interina. Hasta que en el año dos mil siete se presentó a las oposiciones consiguiendo plaza fija.
En cuanto empezó a trabajar, nos dijo que quería emanciparse y hacer su vida. Nosotros no le pusimos ningún impedimento puesto que ya era mayor de edad. A día de hoy está viviendo a sus anchas y haciendo lo que más le conviene. Sigue soltera y sin idea de casarse, sobre todo a la vista de cómo están las cosas de los matrimonios. Esta hija nuestra fue en su niñez festera de la comparsa de Ballesteros. A ella le gustaban mucho las fiestas. Fué la primera madrina infantil de la comparsa. Con anterioridad no existían las madrinas infantiles. En el acto de presentación de la madrina infantil se estrenó una bandera para realzar el momento, y hubo un pequeño banquete en un salón de celebraciones de bodas y demás eventos públicos.
Intentamos también inculcar el espíritu festero en la hija menor, pero no hubo forma. Cuando tenía dos años le hicímos su traje de Ballestera y nos decía que no le gustaba. No tuvimos más remedio que dejarla estar y hacer caso a su voluntad.

No hay comentarios:

LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

Datos personales

MIS BLOGS FAVORITOS