jueves, 13 de agosto de 2009

UN NUEVO EMBARAZO

Cuando murió mi suegra, Paquita estaba ya embarazada de algo más de dos meses. Como es lógico, a todos nos afectó muchísimo la muerte, creo que a mi mujer más que a nadie por encontrase en estado; pero había que armarse de resignación y luchar por lo que llevaba en el vientre.
No fiándonos ya del comadrón de Villena, mi mujer se puso en contacto desde el primer mes de gestación con el ginecólogo que le había asistido en la residencia de Alicante en el primer embarazo. Este señor tenía clínica privada en Alicante. D. Enrique, Marín Acosta, que así se llamaba, puso un tratamiento a mi mujer para que el feto no se desarrollase mucho, con el fin de evitar, en la medida de lo posible, los problemas que tuvo la vez anterior a la hora de dar a luz. Las consultas particulares las cobraba a trescientas pesetas de las de antes, pero, al menos estábamos más tranquilos. Continuamos acudiendo a él hasta que, cuando faltaba un mes para dar a luz, mi mujer se marchó a Villafranqueza a casa de su hermana Ana. Allí estaría más tranquila y más cerca de la Residencia cuando llegara el momento. Yo estaba en Villena. Mi madre se encargaba de hacerme las comidas y todo lo demás. Los fines de semana me desplazaba a Villafranqueza para acompañar a mi mujer.
Así hasta que llegó el día veintinueve de enero del año 1970.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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