lunes, 30 de noviembre de 2009

OTROS MOMENTOS DE OCIO

Nos ha gustado siempre ir al teatro, a los toros y a otros muchos espectáculos. Cuando vivíamos en Villena fuimos a ver a Manolo Escobar, que actuó en la plaza de toros. Por aquellas fechas, creo recordar que transcurría el año 1972, se dedicó a hacer una gira por casi toda España. La entrada nos costó 150 pesetas a cada uno. El aforo de la plaza era de 7500 personas, y digo que era porque en la actualidad está con todo el graderío totalmente desaparecido a la espera de que alguna vez puedan o quieran reconstruirlo. La plaza estaba totalmente llena y había espectadores ocupando gran parte del ruedo.
En la década de los setenta fuimos varias veces a corridas de toros y novilladas. Al teatro tambien hemos ído varias veces a ver alguna obra de zarzuela, o del género de "varietés". Cuando vinimos a vivir a Santomera, como está a sólo once kilómetros de la capital, íbamos al Romea a ver algún espectáculo, a los toros y a otros actos.
Recuerdo que la primera vez que El Juli vino a torear a la plaza de Murcia fuimos mi mujer, mi hija menor y yo. La entrada nos costó 3200 pesetas a cada uno, y porque la sacamos de la zona de andanadas, lo más alto de la plaza. Pero bien mereció la pena, ya que disfrutamos de un gran espectáculo.
En otra ocasión vimos patinaje artístico sobre hielo en el Palacio de Deportes de Murcia. Este grupo de artistas llevaban más de veinte años sin actuar en España. Las entradas costaron bastande dinero, pero también mereció la pena. Cuando íbamos a Murcia, al teatro, lo hacíamos los viernes, y a la primera sesión. ¿Por qué a la primera sesión?, porque costaba un cincuenta por ciento menos que la de la noche, escogíamos una buena fila de butacas y podíamos después nerendar con el dinero que ahorrábamos en las entradas. Solíamos ir con nuestro coche, que aparcábamos lo más cerca posible del teatro. Cuando salíamos no había problema alguno; pero la inseguridad ha ido aumentando y, debido a ello, hemos decidido no ir más al teatro.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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