martes, 1 de diciembre de 2009

LAS FIESTAS DE MI PUEBLO

No sería de buen yeclano dejar de mencionar las fiestas de la Virgen del Castillo al escribir MIS MEMORIAS. Los orígenes de estas fiestas se remontan al siglo XVII. Comienzan el día 6 de Diciembre. Los actos más importantes de las fiestas han sido siempre y siguen siendo estos: la Bajada de la Virgen, que se celebra en la mañana del día 7, el Día de la Virgen el día 8 y la Subida de la Virgen el penúltimo domingo del mes de Diciembre.
Desde hace años, no sé cuantos, se viene celebrando un acto más, el llamado Ofrenda de Flores a la Virgen. Posiblemente sea éste el que más aceptación tiene debido a que no se dispara ni un solo tiro de arcabucería y a que los miembros de las escuadras desfilan acompañados de sus mujeres. En casi todos los actos de estas fiestas están presentes los disparos de arcabuces. Eso quiere decir que la pólvora está presente; pero con una particularidad que probablemente es única en España, que cada "tiraor" está obligado a llevar dos arcabuces y necesita un ayudante que es quien se encarga de cargar el arcabuz y dárselo al "tiraor" para que éste lo dispare. Este "tiraor" tiene que vestir de uniforme; en cambio, el cargador puede ir vestido con ropa de calle como una persona normal.
La Bajada de la Virgen consiste en acompañarla desde su santuario del Castillo hasta la ciudad, en la que está esperando su llegada una gran multitud de personas que la acompañarán hasta la Basílica de la Purísima. Allí permanecerá al menos ocho días para facilitar ser visitada por todo aquel que lo desee.

El día 8 de diciembre es por excelencia la fecha más importante para los yeclanos, creyentes o no. Cabe destacar la comida que se celebra en todos los hogares desde tiempo inmemorial a base del cocido con carne, acompañado de las famosas albóndigas del tamaño de una pelota de tenis, hechas con carne, sangre y piñones. Antigüamente esta comida tenía lugar solamente el Día de la Virgen, porque en la mayoría de casas la economía no daba para más.
El acto de la Subida de la Virgen al santuario o Castillo, como decimos los yeclanos, se celebra, como he dicho antes, el domingo mas próximo a la Nochebuena. El pueblo celebra este día con bastante alegría. La subida se hace sobre las cuatro de la tarde; pero antes se ha dado buena cuenta de la comida, los GAZPACHOS YECLANOS, que nada tienen que ver con los gazpachos andaluces. Los gazpachos yeclanos van sobre unas tortas de unos cuarenta centímetros de diámetro hechas con harina de trigo, tortas que han de usarse también como manteles en la mesa.

Está calculado que se necesita un cuarto de kilo de harina por comensal. Con la harina se hacen las tortas cocidas en el horno. La mitad de esas tortas se cortan en trozos pequeños que, acompañados de carne de pollo, conejo, los imprescindibles caracoles de monte y, por supuesto, alguna hierba aromática que puede ser tomillo o hierbabuena, se cocerán al fuego y se convertirán en los famosos GAZPACHOS YECLANOS. Cuando todo esto está cocinado, se vierten sobre las tortas que previamente han sido colocadas en la mesa. Lo bueno y típico de esta comida es que se come sin usar la cuchara, es decir cogiendo trozos de torta y gazpachos. Alguien decía que los yeclanos se comían hasta los manteles, y no le faltaba razón. Lástima que las buenas costumbres se vayan perdiendo. Ahora, las nuevas generaciones usan la cuchara y dejan para el final comer las tortas acompañadas casi siempre de una sardina salada.

Con esta suculenta comida, regada con un buen vino, los ciudadanos están preparados para celebrar la Subida de la Virgen a su santuario. Por si no es suficiente, para el recorrido de la Virgen hacia el Castillo es costumbre casi obligatoria llevar algo de comida y bebida para pasar la tarde. El acompañamiento a la Virgen se hace delante o detrás de la imagen. Otras muchas personas se sitúan a los lados del recorrido, se sientan en las piedras del monte y empiezan a dar buena cuenta de lo que llevan para comer, que generalmente son castañas crudas , higos secos, cacahuetes, mantecados, rollicos yeclanos y empanadas. De bebida, coñac, aguardientes, anís dulce, y, por supuesto, una buena bota de vino de la tierra. Antigüamente, y en la plaza del Ayuntamiento, se celebraban rifas de caramelos; a decir verdad, únicamente comíamos caramelos cuando llegaban estas fiestas o cuando íbamos a alguna boda. Estas rifas las hacían unos señores, casi siempre los mismos, que aprovechaban la ocasión para sacar algún dinero. Utilizando barajas españolas pegaban cuatro cartas a un cartón y vendían los cartones por ejemplo a una peseta cada uno de ellos. Una vez todos vendidos, con otro juego de cartas, el dueño le decía a alguien del público que levantase una carta. Con esa carta a la vista sabía el público a quién le había tocado el cartucho de caramelos.

En las frías mañanas del mes de diciembre se agradecen los almuerzos y desayunos que se ofrecen durante estas fiestas y que se basan en las famosas GACHAZMIGAS YECLANAS, acompañadas de longanizas y tocino de cerdo y regadas con vino de la tierra.

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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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