martes, 8 de diciembre de 2009

PÁGINA DE HUMOR

Estoy pensando que no sería bueno que terminase de escribir lo principal de MIS MEMORIAS con un capítulo tan triste como el anterior. Por eso he decidido hacerlo con unas pinceladas o tonterías de las mías. A partir de esta entrada espaciaré mis escritos en este blog, escritos que se limitarán a relatar algún recuerdo , alguna historia antigua, o a plasmar vivencias actuales. Por otra parte, quiero abrir otro blog que voy a titular "RIPIOS de Juan el Yeclano". Serán eso, ripios, o sea tonterías mías que tendrán más o menos fuste. Me ayudarán a seguir practicando esto del internet y a mantener activa la cabeza para espantar al alzheimer. A lo dicho.

A ver si consigo arrancar alguna sonrisa. De vez en cuando viene bien para hacer que la vida no sea tan desagradable.

Yo tengo por costumbre gastar alguna que otra broma, siempre de palabra, nunca de manos, que suelen terminar mal. Pero, ojo, las bromas hay que tenerlas con personas de tu confianza que sabes que las admiten.

Viviendo en Villena fuí con Paquita a una zapatería. "Oiga, tiene zapatos del 41"; "sí, claro"; yo le digo: "pues hay que ver los años que tienen esos zapatos". La mujer tardó en reaccionar, pero admitió la broma de buen grado

En otra ocasión fuí a comprar un saco de patatas a un almacen tipo lonja. Había confianza porque habíamos comprado allí varias veces. "Vengo a por un saco de patatas". La dependienta me dice "ahí están, llévese las que más le gusten". "¿Estas patatas se deshacen?" pregunto. Ella, cargada de razón, me contesta que no. "Pues no las quiero". "Y ¿por qué no las quiere?" . Respondo "porque, si no se deshacen cómo las voy a c..."

A lo largo de la vida surgen muchas anécdotas, buenas o menos buenas. Si fuésemos anotándolas, completaríamos un libro muy gordo. Al no hacerlo, tenemos que echar mano de nuestra memoria.

Recuerdo que en una ocasión me dijo mi mujer: "Juan, hoy no tengo ganas de hacer la comida, así que coge dinero y trae un pollo asado a la brasa. Voy al asadero, me pongo en la cola y, cuando me llega el turno, digo: "hola, buenas, quiero un pollo". El empleado me dió uno de los que ya tenía preparados. Cuando llegué a casa estaba ya la mesa preparada. Nos tomamos un pequeño aperitivo y, al destapar el envase del pollo, nos percatamos de que le faltaba un muslo. Pero no era el momento de ir a reclamar. A las dos semanas Paquita me dió el mismo encargo. Fuí al mismo asadero. Le digo al empleado: "oiga, ¿tienen aquí pollos cojos?". "Por qué lo dice?". "Pues, muy sencillo, hace dos semanas me llevé uno al que le faltaba un muslo". El empleado se lo comentó al dueño del asadero. Este dijo: "Dale a este señor medio pollo más y no se lo cobres". Lo suelo contar en algunas reuniones de amigos. Creo que tiene su gracia.

Ser forastero en algún pueblo tiene sus ventajas. Por ejemplo, nosotros vivimos en Santomera y estamos también vinculados con Yecla y Villena, donde tenemos amigos. Cuando estamos en plan de broma y se presenta la ocasión, puedes contar en Villena o Yecla cosas que ocurren en Santomera: "En Santomera sacan a los muertos de pie". Ellos preguntan sorprendidos, "¿cómo que los sacan de pie?". Ydigo yo: "¿tú has visto alguna vez a los empleados de rodillas llevando a los muertos?, lo lógico es que los saquen andando".

Otra cosa que puedes contar es que en el Hospital Reina Sofía no operan de rodillas. Esto se lo dije a uno, que me preguntó: "¿ cómo que no operan de rodillas, si hace quince días operaron a mi cuñado?". Yo le contesté que los médicos siempre lo hacen de pie y no de rodillas.

En otra ocasión se me ocurrió decir en un establecimiento público en donde había seis o siete personas de ambos sexos, casi todos pensionistas, ¿han visto y oido esta mañana la tele?. Siempre hay alguien que pregúnta ¿ qué han dicho?. Les dije que había oído que, a partir del mes de mayo, iban a subir 100 euros la pensión a las mujeres de los viudos. Más de uno de los presentes exclama ¡mira qué bien!, ¿no dicen que Zapatero no hace nada bueno?. También puedes decir que a primeros de mes Zapatero va a bajar la paga a las mujeres de los viudos. Entonces habrá quien diga ¡no, si Zapatero lo va a hacer todo polvo!...

Recuerdo que a un amigo de aquí, de Santomera, le dije un día ¿sabes que Zapatero va a subir las pensiones a las mujeres de los viudos?. El me contesta, ¡antes, antes tenía que haberlo hecho! Lo bueno de esta anécdota viene cuando se dan cuenta de quiénes son las mujeres de los viudos y te siguen la broma.

Recuerdo que hubo una época en que la Caja de Ahorros del Mediterráneo, por cada cantidad de dinero que ingresabas entregaba unos boletos en los que, de vez en cuando salía algún premio/regalo, una olla, una plancha, una batidora, etc. etc. Por entonces cobré yo la paga extra de verano. Como de costumbre se la entregué a mi mujer. Me dice: "Juan toma este dinero que sobra y lo ingresas en la Caja". Voy, me pongo en la cola, allí había unas diez o doce personas. Cuando me toca entrego el dinero al cajero, lo cuenta y me dá un justificante y unos cuantos boletos. Allí mismo empiezo a destapar, éste no tiene, éste tampoco, éste tampoco, ¡hombre, éste sí que tiene!, y digo alzando un poco la voz "Manolo, me ha tocado un sujetador". El empleado, sorprendido, "aquí no salen sujetadores". Le insisto en que sí me ha tocado un sujetador. Me dice: "trae, trae". Le entrego el boleto y me dice: "Juan, aquí dice que te ha tocado una tetera"; y yo le digo: "¿y una tetera no es un sujetador?". Hubo unos momentos de cachondeo entre las personas presentes que escuchaban nuestra conversación.

En una de las revisiones que periódicamente hago en la consulta del oftálmologo, me dice éste: "Juan, usted tiene ya un principio de cataratas". Yo en broma le digo: "Pues ya estoy preocupado", el médico me dice: "¿por qué?", le respondo: "pues porque vivo en un segúndo piso y si las cataratas empiezan a tirar agua, le voy a inundar el piso al vecino de abajo".

Un domingo mi mujer y yo fuimos a pasear al pueblo de Albatera. De pronto le digo: "Vámonos para casa ahora mismo". "¿ Por qué nos tenemos que ir ?", le contesto: "¡ mira lo que dice ese letrero!, SE VENDEN BAJOS. Como resulta que mi mujer y yo somos bastante bajitos de estatura, pensé que estábamos en peligro.

Al poco tiempo estuvimos dos semanas sin salir de nuestra casa, ¿ saben por qué?; pues porque pusieron un letrero en nuestro edificio que decía SE VENDEN TODOS LOS BAJOS DE ESTE EDIFICIO. Otra vez le digo a un amigo: "mi mujer se va todos los días a andar con el fresco". El me responde: "Hace bien, así no pasa calor". Yo le digo: "no, si es con el fresco de su marido".

A mi mujer y a mí nos duelen tanto los huesos que las olivas las compramos rellenas, porque hasta los huesos de las olivas nos duelen.

1 comentario:

daa dijo...



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LLegado a la jubilación, diviso mi vida como desde una atalaya: alegrías, miserias, trabajos, familia, amistades... Es como una película, la película de mi vida. Yo he tratado de presentar algunas cosillas en este sencillo blog. Es además, en cierta medida, el reflejo de lo que ha sido la vida de nuestra generación: carencias, sudor, lágrimas, y, también, algunos momentos agradables.

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